Esta obra fue publicada por primera vez en Gran Bretaña en 1881 y permite una mirada a la literatura erótica victoriana. La historia es narrada por una pulga que vive en la pierna de Bella. Esta pulga voyeurista, que domina el arte de la narración y que se reconoce a sí misma como un insecto erudito, nos regala relatos difícilmente imaginados en otro contexto histórico. Es pues la voz anónima encarnada en una pulga la que nos permite gozar, reír o escandalizarnos en este texto editado por Tusquets y que forma parte de la colección La sonrisa vertical.
En Cuentitos Eróticos de Ultratumba les compartimos unos fragmentos del primer y segundo capítulo para incitarlos a agregar este librito a su colección y a leerlo con ánimo de sorpresa y diversión.
La pregunta que a mí me acompañó en la lectura es si la verdadera voz narrativa es masculina o femenina. ¿Qué opinan?
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“He oído comentar el
algún sitio que mi especialidad era ganarme la vida chupando sangre. No soy en
modo alguno el ser más bajo de esa fraternidad universal, y si bien sustento mi
existencia con precariedad en los cuerpos de aquellos con quienes entro en
contacto, mi experiencia demuestra que lo hago de un modo notable y peculiar,
con un esmero y cuidado que rara vez se da en quienes ejercen mi profesión. Sin
embargo, aduzco que tengo otros y más elevados objetivos que la mera
sustentación de mi cuerpo merced a las contribuciones de los incautos.
Consciente de este defecto original, y con un alma muy por encima de los
vulgares instintos de mi raza, ascendía gradualmente a las cotas de percepción
mental y erudición que me ubicaron por siempre jamás en el pináculo de la sublimidad
insectil […] De este modo se percatará de que no soy una pulga común; de hecho,
si se tiene en cuenta la compañía que he frecuentado, la familiaridad con que
se me ha permitido tratar a personas de lo más exaltado y las oportunidades que
se me han brindado de sacar el mayor partido a mis amistades, el lector sin
duda convendrá conmigo en que soy en verdad un insecto de lo más maravilloso y
eminente.
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“Tengo muy aguda la
vista y muy fino el oído, y por eso pude ver que un joven caballero deslizaba
un trocito plegado de papel blanco en la hermosa mano enguantada de la damita
al pasar esta por el pórtico abarrotado. Había reparado en el nombre de Bella
pulcramente bordado en la suave media de seda que me había atraído en un
principio, y vi ahora que esta misma palabra aparecía sola en el exterior de la
nota de amor.
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“Bella sintió por primera vez en su vida el roce mágico del
aparato de un hombre entre las yemas de su orificio rosado. En cuanto percibió
el cálido contacto de la testa endurecida del miembro de Charlie, se estremeció
perceptiblemente, y anticipando ya las delicias del goce venéreo, emitió prueba
abundante de su susceptible naturaleza.
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“Al cabo, la lascivia
apasionada que lo poseía le llevó a traspasar cualquier límite, y liberando en
parte a Bella de su ardiente abrazo, se abrió la parte delantera de la sotana,
y descubrió sin asomo de pudor, ante la mirada asombrada de su joven penitente,
un miembro cuyas gigantescas proporciones, en no menor medida que su rigidez,
dejaron a esta muy confusa. Es imposible describir las sensaciones que provocó
en la dulce Bella la repentina exhibición de tan formidable instrumento.
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“–¿Cómo se llama ese
flujo? –preguntó Bella, levantando una vez más su bonito rostro.
–Tiene varios nombres– replicó el eclesiástico–, según el
rango de la persona que los emplea; pero entre tú y yo, hija mía, lo llamaremos
‘leche’.
–¡Leche! – repitió Bella inocentemente, y sus dulces labios
pronunciaron el término erótico con un fervor que era natural en esas
circunstancias.
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“–¡Santa Madre de
Dios! Esto es excesivo: lo tendrás Bella, conocerás este instrumento en toda su
magnitud, y, dulce niña, te revolcarás en un océano de leche caliente.
–¡Ay, padre mío, qué dicha celestial!
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“–¡Ay, padre mío! ¡Ay,
mi querido y generoso padre! Ahora, ahora, empuje. ¡Oh! Sí, empuje. Puedo
aguantarlo; lo deseo. ¡Estoy en el cielo! ¡Qué calor despide la cabeza de este
bendito instrumento! ¡Ay, corazón! ¡Oh, Señor! ¡Virgen Santa!, ¿qué es lo que
siento?