viernes, marzo 15

El fragmento de un día raro. Ana Paulina Gutiérrez.





¡Qué día más raro! El silencio se apoderó del espacio y de los sueños desde antes que amaneciera. El frío lo trajo en gotas de lluvia, casi nieve, en un grito del invierno que agoniza.

Parece que estoy solo en el barrio, en el mundo. ¡Y para colmo se me ha olvidado mi nombre! Se me ha olvidado mi ruta y lo que desayuné esta mañana. No recuerdo si cerré las ventanas, pero recuerdo que olvidé abrir la puerta del baño antes de salir de casa. Me estoy quedando sin memoria en este día raro de mierda. Un día con atmósfera de eclipse, de asueto, de fin del mundo.

Pero recuerdo su hombro izquierdo. Mientras camino en medio del frío que se cuela por los agujeros de mi saco. Ese hombro que como una duna sobresalía aquélla mañana en mi cama blanca. Recuerdo el olor a jazmín de ese pedazo de piel. La fuerza de la curva pronunciada que impedía al tirante del camisón quedarse en su sitio. Yo me aproveché y me acerqué a besarlo. Fue ahí que se me metió el recuerdo por la nariz como una línea de cocaína pura. Se me quedó todo el día impregnado en las paredes nasales, en mi mano, culpable de bajar de una vez por todas aquél tirante. Ahora esas coordenadas son lo único que me permite recordar algo en medio del silencio.

Su cabello largo y necio invadía los ojos que me miraban y la boca que me sonreía. Me pedía un beso con sus gestos. Yo me negué. No me moví ni una pulgada de mi sitio. Sólo la miré por un momento sin parpadear. Su rostro tan hermoso, tan cerca, tan dulce y tan fuerte me hacía estremecer. Me asustó su espíritu suelto irrumpiendo en mi desolada vida. Se sentía tan completo, tan feliz, tan mundano. Tan deseado que paralizaba. Era un sueño que ahora no quería sostener entre mis manos. Esa presencia que me distraía de mi necesidad imperiosa de ordenar mi mundo roto.

Me estorbaron sus dientes grandes. Su mar inmenso listo para llevármelo puesto. Su cuerpo lleno de todo lo que necesitaba el mundo para arreglarse.

Pero me quedé, sin quererlo, en sus coordenadas. En su ausencia.
En su olvido y su silencio.





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